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Presentación
Se han publicado pocos estudios lingüísticos sobre el español de Nicaragua, y pocos de ellos cuentan con el rigor científico que requiere la dialectología, por lo que se hace difícil aventurarse a profundizar en el tema. Lo que aquí ofrezco es una descripción lingüística basada en los estudios de los autores más reconocidos en este campo; de ninguna manera se trata de un estudio exhaustivo, sino que está pensado con la finalidad de aportar algunos elementos que podrían tenerse en cuenta a la hora de explicar la modalidad nicaragüense a un estudiante de español como LE.
Y porque aprender una lengua está muy relacionado con la cultura y la vida social de un pueblo, me ha parecido necesario presentar esta modalidad diatópica precedida de su contexto histórico, social y cultural y seguida de dos apartados de interés general sobre Nicaragua, para facilitar al extranjero que la visita el comprender mejor al nicaragüense.
Por eso, he dividido el trabajo en seis partes:
1. Contexto histórico, social y cultural del español de Nicaragua.
2. Descripción del español de Nicaragua.
3. Datos generales sobre Nicaragua.
4. Algunas direcciones web interesantes sobre Nicaragua.
5. Conclusión.
6. Bibliografía empleada en este trabajo.

1. CONTEXTO HISTÓRICO, SOCIAL Y CULTURAL DEL ESPAÑOL DE NICARAGUA

Población: razas y cultura
Nicaragua es el país más grande de Centroamérica; a pesar de eso, es el que tiene una densidad de población más baja y más desigualmente repartida. Aunque su número de habitantes haya crecido en los últimos años, la población se concentra en la zona norte y la costa pacífica del país, en contraste con el vacío de las tierras de la costa atlántica. En consecuencia, es también en el Pacífico donde se agrupan las mayores y más importantes ciudades.
Desde los tiempos de la conquista española, los diferentes pueblos que han convivido en Nicaragua han ido dejando su huella y aportando sus peculiaridades, que conforman la manera de ser y de vivir del actual pueblo de Nicaragua. Estas influencias se manifiestan en los diferentes aspectos de la cultura, la gastronomía, la música e incluso la religión.
Cuando llegaron los españoles, existían principalmente siete grupos indígenas:
De la región de Chiapas (México):
– Chorotegas o Mangues: en la región noreste de la costa del Pacífico del país.
De Texas y Guerrero (México):
– Maribios o Subtiavas (parientes de los Hokanos): en la región este de la costa del Pacífico del país.
Del Anahuac o desde Utah (México):
– Nicaraos o Náhuatl (preclásico): en la región centro y sur del este de la costa del Pacífico.
De Sudamérica, de la familia Macro-Chibcha:
– Matagalpa o Popoloca: en la región central del país.
– Miskitos: en la región de la costa atlántica.
– Sumus: en la región de la costa atlántica.
– Ramas: en la región de la costa atlántica.
Pero los de mayor importancia pertenecían a las tribus «náhuatl» y, a pesar de reducirse éstos en un 90% después del primer siglo de colonización, su influencia pervive todavía hoy en el vocabulario, la alimentación y algunas costumbres (trabajos con cerámicas, estilos de mercados, etc.)
El legado más importante de los españoles consistió en la lengua y la religión que ahora tienen los nicaragüenses, aunque con los matices propios de su mezcla cultural. Desde un principio, los españoles se mezclaron con los indios y el mestizaje es evidente en casi todos los campos de la vida nicaragüense.
En Nicaragua también se puede apreciar una clara influencia africana en la región atlántica; es una zona que estuvo casi dos siglos bajo el control de los británicos, que se dedicaban a la importación de esclavos negros, a lo que hay que sumar los diferentes naufragios, en la zona, de barcos esclavistas. Por eso, en esta región las costumbres, folclore, música y danza son claramente de origen africano.

Los valores religiosos
Como en cualquier otro aspecto de la vida y la cultura, la convivencia de españoles y aborígenes se manifiesta también en la vida espiritual de los nicaragüenses. No tanto en la diversidad de religiones, que se reduce a un 95% de católicos y un 5% de protestantes, como en la forma de vivir dicha religión, en la cual se han entremezclado rasgos españoles-andaluces con otros indígenas de las tribus que habitaban la región.
Todos ellos se pueden apreciar claramente en su folclore, que está muy unido a las fiestas populares religiosas.
Además, la iglesia católica de Nicaragua ha tenido un papel muy importante en la política y la historia del país; en la toma de conciencia social, en la denuncia de las injusticias, etc. El pueblo nicaragüense es muy religioso y es fácil encontrar personas católicas que frecuentan la iglesia en sus cultos. Sin embargo, no es raro que parte de ellas compartan su fe católica con otras creencias menos ortodoxas y supersticiosas; aunque en la Iglesia se encuentran cada vez más grupos laicales religiosos que intentan vivir una fe menos popular y más adulta.
Gastronomía
La comida de un país es siempre fruto de los distintos pueblos que han vivido en él. En Nicaragua también, y así indígenas como españoles, y británicos en la costa atlántica, han dejado huellas de sus culturas y sus costumbres.
La comida nicaragüense de cada día se centra en el maíz, el arroz y los frijoles. Es lo que no puede faltar en un plato diario, especialmente entre la clase media y baja; y aunque pueda parecer un poco monótono, al nicaragüense no lo cansa, sobre todo porque va acompañado de otros platos que le van dando variedad. El maíz se suele comer en la forma conocida como «tortilla» (parecida a la más famosa «arepa» de América del Sur), que suele ser el sustituto del pan. El arroz y los frijoles se suelen comer fritos, aunque los frijoles también pueden guisarse molidos o en caldo. Normalmente se acompañan con filetes de carne, pollo o pescado y ensalada.
En las ciudades es muy frecuente encontrar las llamadas «fritangas» donde se venden, servidos en hojas verdes muy grandes, los típicos «chingastes » (restos de cerdo frito), «vigorones» (cortezas de cerdo), «chancho con yuca» (cerdo frito con yuca cocida), «tajaditas» (plátanos fritos crujientes), «enchiladas» (plátanos fritos crujientes cortados más fino y de forma alargada con ensalada y picante) y demás comidas fritas típicas por toda la región del Pacífico del país.
También son muy comunes, por la noche, los puestos de carne asada con ensalada alrededor de las estaciones terminales de buses interurbanos. Los venden también en hojas que hacen de plato y se comen en la calle.
El plato típico para los días de Navidad, Año Nuevo y «La Gritería» es la famosa «gallina rellena». Consiste en dejar la gallina entera, rellenarla de ciruelas-pasas, aceitunas, pollo, y otros condimentos, y después meterla al horno.
Los sábados por la noche es normal en muchas casas comer «nacatamal», que es una masa de maíz con cerdo, pasas, pollo, etc., envuelta en hojas grandes de plátano llamadas «chagüite». De la matanza del cerdo en sábado para hacer los nacatamales se oye el dicho «a todo chancho (=cerdo) le llega su sábado».
Algunas otras comidas y bebidas nacionales son:
* Cajeta * Gallo pinto * Indioviejo * Perrerreque * Pio V * Quesillo * Repocheta * Rosquillas * Tamalitos * Tacos * Tortilla *Tostones con crema de frijoles * Carne asada * Cosa de horno * Tiste * Pinol * Pozol * Fresco cacao * Pinolillo * Semilla de jícaro * Cebada.
Folclore y Música

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En Nicaragua la gente parece vivir muy satisfecha y alegre, y le encanta la música y el baile. ésta se encuentra en los bares, en los «ranchos» acondicionados como restaurantes, en los mercados, en las chabolas y en las casas más acomodadas. El ritmo se encuentra también en el lenguaje, en el modo de hablar. Quizás sea una evasión de la realidad diaria, la mayoría de las veces excesivamente dura, o quizás sea simplemente parte de la idiosincrasia del país.
La música nicaragüense también proviene del mestizaje de su gente desde tiempos de la colonia hasta hoy. Ya los indígenas poseían una gran tradición musical, cantaban solos o a coro acompañados de percusiones rudimentarias, flautas, silbatos, cuernos, tambores, etc. y marcando el ritmo con manos y pies, golpeando palos, etc.
La música que llevaron los españoles se mezcló rápidamente con la de los indígenas. Puede notarse sobre todo en las fiestas folclóricas de los pueblos.
Los instrumentos típicos nacionales son la marimba y la guitarra. Actualmente sobresale como canta-autor Carlos Mejía Godoy. Algunos ejemplos de su música se pueden escuchar visitando
En la costa atlántica, a su vez, es más común la música de origen africano, como el famoso «palo de mayo».
Algunas fiestas folclóricas vinculadas a lo religioso son:
·         Las inditas, en honor a San Jerónimo: participan hombres y mujeres con máscaras y plumas. Bailan en parejas sin tocarse. La música es de marimba y guitarra. Las canciones, sobre asuntos de interés local.
·         Baile de Chinegritos, en varias ocasiones, en cumplimiento de alguna promesa: participan enmascarados; llevan el cuerpo pintado; golpean con un látigo a los compañeros que se ponen en el suelo. Uno va metido en un armazón cubierto de faldas que representa a una «yegüita». Van acompañados de música.
·         Baile de negritas, en honor de Santiago y Santa Ana: los participantes van a caballo, jinete y corcel adornados con cintas de brillantes colores y guirnaldas de flores. Cantan «ensaladas», mezcolanzas de alusiones personales.
·         Baile del Toro Boaco (o Guaco), en fiestas de la Virgen, San Jerónimo y otras ocasiones: 14 bailantes y 18 disfrazados. El «toro»: un armazón de cañas con cuernos decorados.
Otros de este tipo son: Baile de Diablitos, Baile de la Yegüita, Baile de San Román, Baile de San Martín, Baile del Toro y Venado, Baile del Mantudo, además algunas representaciones bíblicas ya tradicionales, como el combate entre David y Goliat.
Y una fiesta religiosa con elementos folclóricos es la famosa «Gritería» que se celebra en León y Granada especialmente. Esta es una fiesta en honor a la Inmaculada Concepción de María que se inició en el s. XVII con los franciscanos, suspendida a partir de 1856 durante unos años y reinstaurada a finales del s. XIX. Se celebra la víspera (el 7 de diciembre) y en casi todas las casas católicas se prepara un altar a María que pueda verse desde la calle; se inicia la fiesta a las seis de la tarde con el «grito del obispo» y después todo el mundo sale a gritar «¿Quién causa tanta alegría?» de altar en altar de las casas, a lo que los dueños de casa responden «¡ La Concepción de María!» y dan algún regalo que puede ser un dulce, un juguete, pitos, «matracas», etc. con lo que la gente va llenando sus bolsas ya preparadas para ese día.
Literatura
La primera obra literaria de Nicaragua está también relacionada con el folclore y el mestizaje: se trata de «El Güegüence», teatro bailable escrito en español entremezclado con náhuatl que se representa todavía en algunos pueblos, como Diriamba, el día de su fiesta. He aquí un fragmento como ejemplo del mestizaje de su lengua:
Gobernador: Ya pachigüete no pachigüete, pues Güegüence asenese palparesia mo Don Forcico timaguas y verdad tin oficios.
Traducido: «No, no estoy satisfecho aún. Que Güegüence le diga a su hijo, Don Forcico, que dé cuenta verdadera de sus oficios.»
Güegüence: Pues si cana amigo Capn Algl Mor Mayague nistipampa Sres.principales, sones, mudanzas, velancicos, necana y palparesia Don Forcico timaguas y verdad sin oficios.
Traducido: «Entonces, si mi amigo el Capitán Alguacil Mayor quiere, en mi presencia, que los señores principales suspendan la música, las danzas, las canciones y los bailes, Don Forcico nos dará cuenta verdadera de sus oficios.»
El más grande poeta y escritor nicaragüense fue el iniciador del modernismo español, Rubén Darío.
Los tres que le siguen en importancia son: Azarías H. Pallais, Alfonso Cortés, Salomón de la Selva.
Representantes de las Vanguardias: Luis Alberto Cabrales, José Coronel Urtecho, Manolo Cuadra, Carmen Sobalvarro, Pablo Antonio Cuadra, Joaquín Pasos.
Representantes de la generación de los 40: Ernesto Mejía Sánchez, Carlos Martínez Rivas, Ernesto Cardenal, María Teresa Sánchez, Claribel Alegría.
Representantes de la generación de los 50: Fernando Silva, Ernesto Gutiérrez, Guillermo Rothschuh Tablada, Raúl Elvir, Eduardo Zepeda Henríquez.
Representantes de la generación entre los 50 y los 60: Octavio Robleto, Horacio Peña, Mariana Sansón.
Representantes de la generación de los 60: Fernando Gordillo, Jorge Eduardo Argüello, Ligia Guillén, Luis Rocha, Francisco Valle, Julio Cabrales, Beltrán Morales, Carlos Perezalonso, Ana Ilce Gómez, Vidaluz Meneses, Carlos Rigby, David Macfield, Michele Najlis, Jorge Eduardo Arellano.
Representates de la generación de los 70: Leonel Rugama, Fanor Téllez, Gioconda Belli, Daisy Zamora, Rosario Murillo, Julio Valle Castillo, álvaro Urtecho, Erick Blandón, Yolanda Blanco.
Representantes de la generación de los 80: Alejandro Bravo, Bosco Centeno, Nicasio Urbina, Pedro Xavier Solos, Gloria Gabuardi, Marianela Corriols.
Se pueden leer algunos de los escritos de estos literatos en «Dariana», Antología de la Poesía Nicaragüense:
A esta literatura culta debería sumarse una gran cantidad de literatura popular como son los cuentos de «Pancho Madrigal» que se escuchan por la radio todos los días, o los tradicionales cuentos de Tío Coyote y Tío Conejo, el sombrero de tío Nacho, las pérdidas de Juan Bueno, un abogado de las Segovias, etc. Las conocidas leyendas de el Barco Negro, Chico Largo del charco verde, leyenda de la campana de San Sebastián, el Padre sin cabeza, la Mocuana, el Caballa de Arrechavala, el Cadejo, etc. Adivinanzas, rimas, poesía popular e infantil (c.f. Cuadra, P.A. y Pérez, F. Muestrario de folclore nicaragüense, ed. Hispamer, Managua, 1997; Ramírez, C. y Mántica, C., Cantares nicaragüenses: Picardía e ingenio, ed. Hispamer, Managua, 1995).
La lengua
El español es la lengua oficial de Nicaragua. Es una variedad del español muy semejante a la de su vecina Honduras y El Salvador, salvo con algunas pequeñas variantes.
El habla nicaragüense tiene una pronunciación que los oyentes perciben como «suave» y «melodiosa», y muchas palabras que emplea proceden del náhuatl. En la segunda parte de este trabajo se hará una descripción lingüística de esta modalidad diatópica del nicaragüense.
Al tratar del español de Nicaragua, hay que distinguir desde el principio la zona Central y del Pacífico, que formarían la zona hispanohablante, y la zona del Atlántico, en la que predomina el inglés. Este hecho tiene su explicación en el momento de la conquista de estas tierras:
La zona del Atlántico es una zona selvática que estuvo, durante casi dos siglos, bajo el control de los británicos. La presencia británica en ella ha influido no sólo en el uso del inglés como lengua habitual, sino también en el hecho de que ahí predominen los grupos étnicos de origen africano (como ya hemos visto más atrás), como consecuencia de la importación de esclavos británicos a esa región y de la población descendiente de los náufragos de barcos esclavistas en los siglos XVII y XVIII.
Asimismo, en esta zona quedan algunos grupos humanos que continúan hablando sus lenguas indígenas: estos son mayoritariamente los misquitos, y en asentamientos más aislados, los sumu-ulua. Por otra parte están también los grupos de indígenas rama, pero su lengua ha desaparecido. Ninguna de estas lenguas ha aportado palabras al uso común. Y todos usan más el inglés que el español como lengua de comunicación habitual.
La zona Central y del Pacífico es una zona de montaña y llanuras fértiles, conquistada por los españoles; los colonos más numerosos fueron pequeños campesinos procedentes de España y, a pesar de ser una zona rica en recursos naturales, nunca fue una colonia rica económicamente. Casi desde el principio de la colonia ha basado su economía en la agricultura y la ganadería.
En esta zona hispanohablante, como en toda Centroamérica, se encuentra claramente un sustrato indígena del español (adstrato en tiempo de la conquista), basado fundamentalmente en la lengua náhuatl desde principios del s. XVI, aunque los topónimos hablan también de las otras tribus indígenas nombradas antes (cf. C. Mántica, «Orígenes y desarrollo del habla nicaragüense» en: El habla nicaragüense, ed. Hispamer, Managua, 1994, págs. 15-17).
A la llegada de los españoles, las tribus de lengua náhuatl ya habían llegado a dominar el país. Ellos desaparecen como raza, pero su lengua se impone; quizá porque el náhuatl es una lengua melódica, apta para conceptos abstractos o técnicos y para la formación de palabras nuevas, hecha para la cultura, fácil para educar. De las demás tribus, sólo Chorotegas y Maribios sobreviven todavía, en algunos pueblos (Namotivá, Subtiava, Nindirí, Masaya, Catarina y S. Juan de Oriente), pero de su lengua sólo quedan algunos restos: unas diez palabras chorotegas, cinco palabras subtiavas, cuatro palabras matagalpa, según Carlos Mántica (op.cit. págs. 20-21).
Por otra parte, tenemos que los primeros intérpretes de los españoles fueron náhuatl, y que ésta fue la primera lengua en ponerse por escrito en tiempos de la colonia y los misioneros usaron el náhuatl para su evangelización. Parece, pues, clara la importancia de esta lengua en la época de la conquista.
«La lengua náhuatl es demasiado potente y el nicaragüense de hoy habla realmente en náhuatl usando palabras castellanas» (cf. C. Mántica, «Sobre el náhuatl oculto» en: El habla nicaragüense, ed. Hispamer, Managua, 1994, pág. 141). No conozco ningún estudio publicado sobre este tema, pero probablemente el náhuatl ha influido en la fonética; y con toda seguridad, como ha estudiado Carlos Mántica (op. cit. pág. 13), ha influido en algunos aspectos sintácticos (como la tendencia a la yuxtaposición) y en el léxico (según él, se conservan unos 600 términos náhuatl actualmente en el lenguaje cotidiano).
Por otra parte, la base castellana del español de Nicaragua parece ser de origen sevillano, castellano y extremeño. Pero esta influencia tampoco está estudiada a fondo.

Cultura

El encuentro y mezcla de una diversidad de pueblos constituyó para Nicaragua una herencia importante e hizo nacer una cultura pintoresca, alegre y creativa. Aunque estas manifestaciones culturales son poco conocidas a nivel mundial, su variedad y colorido pueden garantizar un interesante descubrimiento para sus espectadores.
Igualmente, la hospitalidad, amabilidad y amistosidad de los nicaragüenses son reconocidas por los visitantes que tienen la oportunidad de conocerlos. He aquí un vistazo de la cultura de los “nicas”.

El habla

En su habla, los nicas pueden ser confianzudos o respetuosos, según corresponda el caso. Se usa una gran variedad de localismos, por lo que los nicaragüenses gustan decir que su idioma es el “nicañol” (español nicaragüense).
Nicaragua forma parte de los países latinoamericanos que usan el “vos” en vez del “tú” como segunda persona del singular. En la escuela primaria y clases de gramática se enseña a usar el tú, pero en la vida cotidiana y en la socialización siempre reina el “voseo”.
Como termino de respeto, los nicaragüenses usan el “usted” (termino latinoamericano que nace como diminutivo de la expresión colonial castellana “vuestra merced”). A las personas adultas generalmente se les trata de “usted”, y al referirse a un señor o una señora se antepone el “don” o el “doña”: don Rafael, doña Sofía, don Mario, por ejemplo.
El acento nicaragüense tiene detalles que lo hacen identificable. Por ejemplo, cuando se habla no se pronuncia la “s” al final de las palabras, y su sonido es sustituido por una especie de “j” suave y corta. En cuanto al “cantadito” al hablar, existen diferencias entre las zonas urbanas y las rurales: en las urbanas el cantadito es bastante lineal, en las rurales se pronuncian con mucha fuerza las sílabas acentuadas.

Festividades Religiosas

Las celebraciones de origen religioso siempre son populosas y bulliciosas en Nicaragua, y con motivo de ellas salen a relucir danzas, músicas e interpretaciones tradicionales.
Cada ciudad y pueblo tiene su propio “santo patrono”, el cual fue escogido o impuesto desde tiempos coloniales. Cuando los habitantes de la zona celebran su devoción a su santo, se producen las populares “fiestas patronales” que se extienden por varios días. Estas fiestas son muy coloridas y agitadas en muchos puntos de Nicaragua, y son verdaderas muestras de las tradiciones culturales.
Muchos de los asistentes a estas fiestas no llegan por verdadera devoción religiosa, sino por que éstas son un motivo de fiesta e identificación cultural. Sin embargo, son también numerosos los que llegan y alimentan el evento con su fervor religioso y misticismo.

La música y bailes

La música tradicional nicaragüense nace de la herencia y en muchos casos fusión de la cultura de pueblos indígenas, colonos europeos y pueblos africanos, e igual ocurre con la danza folclórica.
Las danzas y la música tradicional nacieron en las diferentes regiones del país, y aunque todavía íntimamente suelen considerarse representativas de su tierra de origen, ya los nicaragüenses a nivel nacional las consideran parte de su propia identidad cultural. Así, las danzas del Caribe africanizado se bailan en el Pacífico, y los bailes norteños son interpretados en el sur. Veamos la música y danza del folclor nacional por zonas culturales representativas:
Pacífico: aquí se dio una fusión creativa entre lo indígena y lo español, y de ésta resultaron danzas y músicas folclóricas muy vistosas y diversas. En Carazo, los tambores y flautas indígenas acompañan a los bailantes cuyas vestimentas muestran la dualidad indígena-española. Las danzas y música más conocidas de la zona son el Toro Huaco y El Güegüense o Macho Ratón.
En Masaya las danzas tienen ya una identidad mestiza, sobre todo. Durante éstas las mujeres visten de güipil (camisa femenina de algodón) y falda larga, y los hombres de cotona (camisa masculina tradicional de Nicaragua) pantalón blanco, sombrero y sandalias. Las danzas representan generalmente un galanteo entre hombres coquetos y mujeres laboriosas, de movimientos suaves. La música es el “son nica”, un rasqueo de guitarra propio de la música tradicional nicaragüense, acompañado siempre por el instrumento representativo del folclor en Nicaragua: la marimba de madera.
Norte y Centro: En las regiones montañosas del norte y el centro de Nicaragua se observa sobre todo la herencia europea aportada por las colonias españolas y alemanas asentadas en la región. Aquí son representativas sobre todo las polcas y mazurcas.
Caribe: la expresión cultural por excelencia del caribe nicaragüense son las danzas y sonidos africanizados, aunque las tribus indígenas también hacen su aporte. El ritmo y baile representativo de esa zona es el Palo de Mayo, nacido en la región de Bluefields, y que cuenta con un ritmo de percusión muy energético, con el que los hombres y mujeres bailantes contornan sus cuerpos en movimientos sensuales.
Algunos compositores nicaragüenses han incursionado también en ritmos latinoamericanos muy conocidos. Es así que puede escucharse cumbias y salsas nacidas en Nicaragua.
Durante las fiestas patronales y regionales salen a relucir las unidades de música popular nicaragüense: son los grupos filarmónicos o “chicheros”. Sus integrantes tocan generalmente dos o tres trompetas, un clarinete, un trombón, un suxáfono, y, en la percusión, bombo, platillo y redoblante. La música que interpretan es muy enérgica y pegajosa.

Creadores actuales

Grandes representantes y creadores actuales de la música folclórica nicaragüense son los hermanos Carlos y Luís Enrique Mejía Godoy (compositores y rescatadores) y don Otto de la Rocha.
Durante los años 70 y 80, de guerrilla revolucionaria y la posterior guerra en defensa de la revolución, salieron a relucir en Nicaragua los ritmos de trova y trova latinoamericana, usados para protestar contra la injusticia social o apelar a un “mañana mejor”, al patriotismo o la conservación ecológica. Con el tiempo, la trova pasó a ser un ritmo utilizado en la creación artística nicaragüense y por ende parte de su cultura. Muy conocidos en este género es el Dúo Guardabarranco, compuesto por los hermanos Katia y Salvador Cardenal.
Podría tomarse en cuenta dentro de la cultura nica al rock alternativo y pesado, debido al segmento considerable de jóvenes que gustan de ellos, y por la multitud de bandas musicales surgidas en distintos puntos del país y que realizan sus propias creaciones.
Un punto aparte del folclor que debe ser señalado en cuanto a música y danza, es que los nicaragüenses gustan mucho de la fiesta y de bailar ritmos latinos internacionales como la salsa, el merengue o el actual reggaetón.

Las letras

La producción artística literaria nicaragüense es amplia y a tenido representantes reconocidos a nivel mundial.
La primera gran obra de letras nicaragüense es la comedia bailete “El Güegüense o Macho Ratón”, la cual apareció publicada en Carazo en el siglo XVII, escrita en náhuatl y castellano. La obra, de autor anónimo, recrea personajes de tiempos de la colonia en Nicaragua. En ella se mezclan elementos indígenas y españoles tanto en la música que la acompaña, como en los caracteres teatrales.
Su nombre viene de su personaje principal, el Güegüense, el que a su vez se deriva del vocablo náhuatl “huehue”, que significa “viejo”. El Güegüense se vale de su aguda astucia para engañar, ridiculizar y superar las imposiciones de los personajes que representan a las autoridades coloniales españolas. Esta pieza teatral fue recientemente declarada Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, porque representa una resistencia indígena pacífica ante la imposición de la autoridad y cultura de los españoles.
La representación literaria nicaragüense ante el mundo descansa sobre la figura del escritor y poeta Rubén Darío (1867-1916), reconocido en el mundo hispanohablante como uno de los creadores del modernismo. Su obra es amplia y fue traducida a varios idiomas, y se reconoce su aporte a la literatura en castellano por enriquecerlo con aperturas cosmopolitas.

Nicaragua ha sido y es tierra de cuentistas y poetas. En la actualidad, los autores literarios modernos más conocidos internacionalmente son Ernesto Cardenal, Gioconda Belli y Sergio Ramírez.

Fuente de información:

 http://www.oei.es/cultura2/Nicaragua/08e.htm

http://www.oei.es/index.php