a merced de los pájaros.Mirarle sin asombro
los ojos de luces indefensas.Dejarle dando voces entre una multitud.No entender el idioma
claro de su medialengua.O decirle a alguien:
es suyo para siempre.Es fácil,
facilísimo.Lo difícil
es darle dimensión
de un hombre verdadero.
José Antonio Domínguez fue un poeta proveniente de Honduras, nacido en Juticalpa, en el departamento de Olancho, en el año 1869. Luego de haber completado sus estudios secundarios, comenzó a cursar Jurisprudencia y Ciencias Políticas en la universidad, carrera que completó y que le otorgó su licenciatura. Más tarde, obtuvo diversos puestos laborales para el gobierno, entre los que se cuenta su participación como
Diputado en el año 1898 en Nicaragua. Lamentablemente, diferentes cuestiones personales que no son de público conocimiento lo llevaron a quitarse la vida a la edad de 34 años, más precisamente el 5 de abril del año 1903, en su ciudad de nacimiento.
Si bien Domínguez no llegó a explorar todos los rincones de sus sensibilidad como escritor, las obras que legó representan
un importante patrimonio nacional para su tierra. Su estilo depurado y ornamentado resulta perfectamente adecuado a sus reflexiones, a la pasión con la que parece haber observado la vida, las relaciones humanas, y es destacable el hábil uso del lenguaje con el que
disfraza el sufrimiento de anhelos, las frustraciones de deseos. Además de los libros que no llegó a publicar en vida, como «
Primaverales» y «
Últimos versos«, su nombre se asocia a algunos de sus poemas, tales como «
Amorosa«, «
Hojas«, «
La musa heroica«, «
Humana» y «
Toques«.
Amorosa
Yo te he visto, en esa hora fugitiva
en que la tarde a desmayar empieza
doblar cual lirio enfermo la cabeza,
la cabeza adorable y pensativa.Y entones, más que nunca, sugestiva
se ha mostrado a mis ojos tu belleza,
como en un claro – oscuro de tristeza
con palidez que encanta y que cautiva.Y es que en tu corazón, antes dormido
el ave del amor ha hecho su nido
y entona su dulcísimo cantar.Y al escucharle, en ondas de ternura,
languidece de ensueños tu hermosura
¡Como un suave crepúsculo en el mar!
El periodista y escritor hondureño Juan Ramón Molina, considerado como uno de los más sobresalientes cultivadores del modernismo en territorio centroamericano, nació en Comayagüela el 17 de abril de 1875.
En su adolescencia vivió en Guatemala, donde asistió al Instituto de Occidente y se graduó como Bachiller en Ciencias y Letras.
Este hombre que se confesaba admirador de William Shakespeare reflejó en gran parte de su producción literaria una notoria influencia de Rubén Darío, a quien tuvo oportunidad de conocer en persona en 1892 mientras ambos se encontraban en Brasil.
Tras recorrer diferentes países, Molina permaneció un tiempo en España, donde trabajó para el diario “ABC”. Al regresar a su tierra natal en 1898, impulsa el surgimiento del periódico “El Cronista” y, un año más tarde, se suma como director al “Diario de Honduras”.
“Salutación a los poetas brasileños”, “Tierras, mares y cielos”, “Después que muera”, “El águila” y “Madre Melancolía” son parte de las creaciones de este autor que muchos apodaron como “El príncipe de la poesía latinoamericana”.
Cabe resaltar que, además de dedicar su tiempo a la literatura, Juan Ramón Molina se desempeñó por algunas temporadas como subsecretario del Ministerio de Fomento y Obras Públicas, así como también ocupó el cargo de subdirector en la Academia Militar.
Fuente de información: